El Extraño Evento Del Blockbuster Nuevo



HISTORIA ENVIADA POR:
Héctor Jesús Cristino Lucas

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Hoy después de la escuela, fui al Blockbuster para saciar mis ganas de rentar películas favoritas. Soy un verdadero fanático de todo eso. Por ejemplo, cuando abro la puerta y respiro profundo, es como si inhalara la imaginación de grandes cineastas. Sinceramente es uno de los mejores lugares creados en el universo… en vez de ir a bailar o a beber, prefiero adentrarme a los grandes parajes que tiene este preciado video-club.
Entonces, mientras buscaba películas que fueran de mi agrado, llegué a mis estantes favoritos, es decir, a los que decían “terror”. Tomé entonces el estuche de la película: “El Diario De Los Muertos”, de George A. Romero (que por cierto es uno de mis directores de cine favorito. El gran padre del cine zombie) y recordé algo muy curioso que se había rumoreado cuando iba en la primaria. Hace mucho tiempo que ese rumor se había olvidado.
Era una noticia que no debía comunicarse en ninguno de los medios masivos, es decir, ni en el periódico, ni en la radio, ni en la televisión y mucho menos en el Internet. Sin embargo, se decía que lo habían ocultado para no ocasionar pánico en la gente. Así que lo desmintieron, pero fue como un secreto a voces, porque algunos de los que vivieron aquel suceso, escaparon y lo publicaron en foros, redes sociales y sitios Web.
Fue algo muy renombrado en aquella época, y cuando recién había ocurrido, mis compañeros hablaban de todo eso en el recreo. Recuerdo que se llegó a saber en la escuela por una simple persona, y por supuesto que se trataba de uno de mis populares amigos, el gran Twister. Pasé a la cafetería por unas golosinas, y cuando iba cruzando la cancha, observé que se estaba formando una especie de “reunión” en círculo.
-Hola, ¿qué cuentas ahora Twister? (Pregunté indagando con entusiasmo, puesto que imaginé que estuviese hablando acerca de otra cosa)
-Llegaste justo a tiempo para escuchar la historia que leí en Internet, ni se lo imaginan. (Comentó para intrigarnos más, y yo me quedé anonadado)
-Deja de alardear, ¿qué historia? (Cuestionó David, uno de mis compañeros que se encontraban en ese momento)
-Imprimí todo, no se desesperen… (Contestó mientras sacaba de sus bolsillos cuatro hojas dobladas)
Todos esperamos intranquilos con la lentitud que poseía, pero al desdoblarlas, supimos claramente que la narración sería increíble. Cada cosa que nos solía decir, siempre nos dejaba boquiabiertos, sobretodo por los temas que mencionaba. Él era el típico cuenta cuentos del salón, tú sabes, el que decía historias de fantasmas, ovnis y cosas raras.
Sin embargo, esta historia se me quedó en la mente más que otras, yo supongo que es por lo raro y curioso del asunto. Lo que están a punto de leer, seguro les dejará impresionados. Yo estuve así casi un mes.
Twister alzó la voz, y con un tono tétrico empezó a narrar lo que decían las hojas de papel…


Hola, mi nombre es Michael… fui uno de los sobrevivientes del extraño evento del Blockbuster nuevo. Las noticias lo mencionan como una broma, como un simple juego, como algo que nunca fue verdad. Pero no es cierto, yo soy la prueba viviente de que todo eso, sí ocurrió. No soy el único, hay más que salieron de aquel lugar, si alguien llega a leer esto, por favor, no lo callen y háganlo saber de alguna forma.
Cuando la violencia en mi tierra natal se había desatado de una manera alarmante, me mudé al poblado de Anomalía, una pequeña ciudad en la que los cines escaseaban, y la piratería ni siquiera asomaba sus mañas. Por ello, unos hombres decidieron construir un Blockbuster en el centro. Lo que me pareció increíble puesto que yo solía rentar películas y videojuegos en mi antigua ciudad. Eso significaba, “no más horas de aburrimiento”.
Lo mejor era que se construiría a unas cuatro cuadras de mi casa, así que podía visitarlo cuantas veces quisiera. La construcción se tardó aproximadamente medio año, después, camiones de carga traían las películas para poder organizarlas en los estantes. Cuando iba y venía, ya sea de la escuela, del parque, de la tienda o de algún otro lugar, me cercioraba si por fin estuviese abierto. Pero no era así.
Hasta que un día, mientras pasaba por allí, observé que la puerta de cristal decía: “Abierto”, aunque ciertamente le faltaban algunos detalles para ser terminada, esto lo digo porque todavía quedaban paredes sin ser pintadas afuera del establecimiento. Y con una sonrisa tan parecida a la de Guasón, entré de inmediato, sin embargo, no había nada raro allá adentro, sólo gente que buscaba sus películas en los estantes.
Desde… “románticas”, “artísticas”, “documentales”, “para adultos”, “terror”, “ciencia ficción”, “fantasía”, “suspenso”, “drama”… yo no podía creerlo, estaba en el mundo de los géneros cinematográficos, y hace mucho tiempo que no los veía. Una sonrisa se forjó en mis labios inmediatamente, y cuando quise dar el primer paso, alguien me detuvo.
-Buenas tardes joven, ¿puedo ayudarlo a buscar un título?
Era una chica, vestía el típico uniforme azul, y con cola de caballo, una gorra cubría su cabello rubio. Mientras tanto, en su playera, un distintivo sostenía su nombre con un broche. “Diana Vázquez” se llamaba.
-No, en realidad me gustaría sacar mi tarjeta de renta, quiero volverme socio distinguido. (Dije con algo de seriedad)
-Por supuesto, sígame por favor. (Contestó mientras hice lo que me pedía, para así, llegar justo a la barra de cobro)
-¿Será tardado?, es que no avisé a mi casa. (Sostuve para no demorar)
-En lo absoluto joven, no será mucho tiempo, sólo necesito que llenes esta hojas con tus datos. (Me dijo mientras sacaba un papel y una pluma que había cerca de su computadora)
-Claro. (Accedí tomándolos de inmediato)
-Me avisa cuando termine. (Dijo la señorita mientras se alejaba de la barra, puesto que otras personas entraron y pidieron informes acerca de un film)
El documento pedía cosas sencillas, como mi nombre, mi dirección, mi número telefónico y algunas otras tonterías más. Porque debo admitirlo, jamás me gustó rellenar hojas de ese tipo.
Como era de costumbre, cada Blockbuster tenía televisiones colgadas en los techos, mismas donde se transmitían videos grabados, acerca de las últimas recomendaciones de películas o videojuegos. He aquí el grave problema de esta historia. En el transcurso de mi pluma peleando con el papel, escuché todo lo que mencionaba cada pantalla.
Aunque no le tomé mucha importancia al principio, esto porque no había cosas que llamaran mi atención. Pero logré escuchar pequeñas partes de la transmisión, como: “Para aquellos que les gustan mucho las películas de ciencia ficción, llega a nuestras tiendas… Bla, Bla, Bla”, o bien, “Hay una nueva versión de guerra y alienígenas… Bla, Bla, Bla”.
Como les digo, sólo había cosas que no ameritaban robar mi concentración, amenos que fuese un verdadero fanático. Pero, algo ocurrió enseguida, las pantallas se apagaron emitiendo un último ruido, como si fuese un quejido.
Levanté mi mirada hacia la televisión de enfrente, y claro, algunas personas se percataron de lo mismo. Así que observaron las pantallas que les quedaban más cerca. Luego, volvieron a encenderse, y mostraron una serie de imágenes que no dejaban de transmitirse.
Aquí las versiones se confunden. La mayoría sostiene que fueron imágenes rápidas. Pero no del todo. Claro, las animaciones llegaron a transmitirse muy velozmente para nuestras miradas, pero existe algo que muy pocos saben, subconscientemente logramos captarlas lentas y detalladas. ¿Cómo lo sé?, ni yo mismo podría responderme, pero fue una especie de truco subliminal muy extraño e innovador.
La primera imagen que pude ver fue a un hombre en el parque, parecía hambriento y su rostro era desquiciado, corrió por los campos para morder a una mujer en el cuello. Luego, otra imagen se hizo presente.
Se trataba de una jovencita en una especie de asilo, enterrando su cuchillo a un anciano, éste cayó aún con vida, sin embargo y para su mala fortuna, se acercó lentamente para terminar con él.
Después, un niño se hizo presente en la pantalla. Yacía sentado en una cama infantil, mientras que su rostro aparentaba tener un malestar terrible. Luego, se puso a vomitar entre sus sábanas. Una niña llegó, y justo por detrás, un hombre deforme la atrapó. La grabación terminó.
Justo cuando la pantalla volvió a las grabaciones normales, algunos cuantos cayeron al suelo para convulsionarse, mientras volvían sus ojos en blanco.
Los que quedaron, empezaron a vomitar, y entre ellos me incluyo. Era como una especie de reacción diferente al tipo de mente que tenías.
Saqué todo mi desayuno y almuerzo, completamente. Me imagino que los demás también hicieron lo mismo. Pero si crees que las cosas estuvieron raras, te equivocas, lo verdaderamente extraño viene ahora.
Diana Vázquez fue una de las que cayó al suelo para convulsionarse, pero después de unos cuantos segundos, la uniformada del Blockbuster se levantó, al igual que todos los demás que habían caído. La vi de lejos, corrió por entre los estantes que tenían las películas de “terror”.
Y lo admito, fue escalofriante. Mantuvo los ojos totalmente en blanco, y con espuma escurriendo por su quijada, se lanzó bruscamente contra un hombre para morderlo en el cuello, así hasta destrozarle la yugular. Por supuesto, hizo lo mismo que se transmitió en el extraño video.
Luego, una mujer de las que se había convulsionado, sacó de su gran bolsa una navaja suiza, y corriendo hasta el primer sujeto que tenía enfrente, lo clavó sin piedad en su abdomen. Éste cayó aún con vida, pero la desquiciada siguió penetrando sin detenerse. Reitero, ella también tenía los ojos en blanco y espuma escurriendo por toda su boca.
¿Comprenden lo que pasaba verdad?, las personas que se habían convulsionado, realizaron las violentas acciones de aquel video en contra de nosotros, los que sólo vomitamos. Y así pasó una masacre aterradora.
Otro hombre volteó sus ojos, y corriendo hasta donde se encontraba una mujer, también le destrozó el cuello por completo.
Uno de los niños que se encontraba escogiendo su videojuego favorito, tomó las mismas características que los demás poseídos, pero lo que me sorprendió demasiado fue otra cosa. Brincó hábilmente sobre uno de los estantes que había allí, y caminando con un equilibrio impresionante, se lanzó contra una mujer para arrancarle la nariz de un solo mordisco.
Quedábamos muy pocos adentro. Pero ni se diga, yo seguía horrorizado… sin siquiera poder moverme. Volteé mi cabeza de lado izquierdo, y observé a otro trabajador del Blockbuster que había sido manipulado por las imágenes. Se hallaba de pie, y mientras empezaba a temblar, retrocedí lentamente con intención de escapar. Pero entonces pudo observarme con sus ojos en blanco. Tomó una pluma que había en la barra, y corriendo hacia mí, intentó clavármela.
Corrí directamente hacia la salida. Y dejando atrás los ensordecedores gritos, escapé inmediatamente del video-club. El sujeto aún me estaba persiguiendo, puesto que de igual manera, cruzó la puerta inmediatamente con intención de llegar a mí. No me detuve hasta llegar a la otra calle, y escuchando un disparo a mis espaldas, me escondí en uno de los contenedores de basura que había por allí.
Me asomé con un poco de curiosidad para darme cuanta de algo; una camioneta negra se había estacionado afuera del Blockbuster, sin embargo, lo que más quedó grabado en mi mente, fue ese extraño nombre que tenía marcada en una de las puertas, uno que decía: “Sinneslöschen”.
Luego, por las ventanas del obscuro transporte unos hombres extraños asomaron las puntas de sus terribles armas. Esto para dispararles a todos los que intentaban escapar… fue una masacre.
El uniformado que me había perseguido, permanecía tendido en el suelo, ya que aquellos hombres le habían matado sin lugar a dudas. Pero eso no fue todo, mucha gente que había sobrevivido adentro, intentó salir de aquel infierno, pero las mataban de igual manera.
Sin embargo, algunos pudieron escapar, tanto de los manipulados, como de los hombres extraños. Ya que ninguna bala los alcanzó. Corrieron por toda la avenida hasta perderse. Y si no mal recuerdo, lograron huir unas cuatro personas, contándome a mí, claro.
Los extraños entraron al video-club. Eran hombres con largos sacos, máscaras de gas y guantes plateados. Cargaron una caja con mucho peso, y lanzándola adentro, volvieron a su camioneta para marcharse de inmediato.
En pocos segundos, el Blockbuster estalló en mil pedazos… puesto que habían dejado una bomba. Como si estuviesen borrando sus errores.
Si me preguntan, esos sujetos enmascarados tenían algo que ver con la grabación. Como si fuese un experimento, muy bien calculado, muy bien planeado. Y al darse cuenta de los efectos provocados, decidieron deshacerse de todo lo que supuestamente ya habían comprobado.
Era un mensaje de control mental, ya que desde ese día, no he sido absolutamente cuerdo. Todas las noches sueño con un hombre deformado, adentrándose en mi habitación para querer atraparme. Así como en el video, en donde una inocente niña, era capturada por el mismo individuo.
Me imagino que todos los que pudieron escapar, también deben tener la misma pesadilla en cada penumbrosa noche…


Esa fue toda la historia que nos leyó Twister. La recuerdo muy bien pues nos sorprendimos demasiado. Admito que me encanta visitar el Blockbuster hoy en día, pero supongo que no podré evitar la escabrosa sensación que me hace imaginar toda esa historia.
Claro, aún persiste una pregunta en todo esto: ¿será cierto?...


“La mente observa mucho en realidad, ten cuidado, una simple imagen te puede controlar”

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